En el ciclismo de carretera, uno de los métodos más populares a la hora de encontrar la presión óptima de los neumáticos es aplicar la regla del 10%. Este método, bastante sencillo de llevar a cabo, consiste en ajustar la presión de los neumáticos al equivalente en bares de una décima parte del peso del ciclista, siempre y cuando no se sobrepasen los valores de presión (mínimo y máximo) recomendados por el fabricante de las cubiertas montadas en la bicicleta.
¿Cómo se calcula la presión a utilizar según la regla del 10%? Es muy fácil. Basta con coger el peso en kilogramos del ciclista y dividirlo entre 10, obteniendo así el 10% de la mencionada cifra. A modo de ejemplo práctico, un ciclista con 70 kilos de peso obtiene mediante la fórmula matemática un resultado de 7.0 bares, una presión perfecta como punto de partida para encontrar la presión ideal que ese ciclista en concreto necesita.
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Como cada neumático tiene un límite de presión tanto por arriba como por abajo, normalmente especificado por el fabricante en el lateral de la cubierta, también puede ocurrir que un ciclista de 95 kilos, si aplica la regla del 10%, obtenga una presión de 9.5 bares, algo bastante excesivo que con toda probabilidad va a sobrepasar las recomendaciones del fabricante. En este caso, la regla del 10% viene acompañada de dos límites universales aplicables a todo tipo de cubiertas de carretera no tubelizadas: nunca menos de 6 bares y nunca más de 8.5 bares.
En el caso de las cubiertas de carretera tubelizadas, el principio es el mismo, ya que los neumáticos para asfalto no necesitan ser ajustados a muy bajas presiones para obtener una mayor tracción en tramos de tierra. El Tubeless para las cubiertas de carretera es una excelente opción a la hora de prevenir pinchazos y para rodar a una presión ligeramente inferior a la habitual para conseguir un poco más de flotabilidad y comodidad en la conducción, aunque como norma general nunca por debajo de los 5 bares.